12.12.07

ADD interno.


La verdad, no sé cómo comenzar a contar la historia. Las cosas pasan y muy rápido. No hay tiempo para tomar apuntes. El ojo es más rápido que la memoria. Sé que debo escribir, atar al presente ese tiempo en mi vida, recordar, obligarse a recordar, recordarle a alguien, cualquiera, que los amé tranquilamente: a mi hermano y a Natalia.

Detesto moverme entre opacos cerebros que se celebran los unos a los otros, fascinados por aquello que ellos llaman arte. Detesto las galerías, esos elegantes prostíbulos que venden mierda en distintos colores. No, en realidad no pienso así, estaba cansando, llevaba dos días sin dormir.

Todavía me castiga la falta de lealtad, de amor, al perderme dos días por la ciudad y no ser capaz de presenciar el funeral de mi único hermano.

A la fiesta del nuevo pintor de moda llegué invitado por Craisel que en esa época producía eventos. Yo estaba borracho. Llevaba dos días borracho. No me había cambiado la ropa. Tampoco había comido. Era un vagabundo con estilo gracias a las excelentes marcas que vestía. Pero apestaba y seguro daba asco. Una mujer me habló.

-Te ves triste –dijo Natalia.

-Soy triste –respondí.

-¿Demasiado triste para comentar algo acerca de mis cuadros?

Resultó ser Natalia la pasajera moda. No dije nada. Ya la había herido suficiente.

No hay comentarios: